domingo, 6 de diciembre de 2009

Anita y la crisis

¡Hola! Soy Anita, tu amiga de porcelana, y tengo la crisis.

Anita, tu amiga de porcelana

Sí, la tengo, aunque no sepa muy bien qué es. Los síntomas empezaron hace algo más de un año. No os creáis que yo siempre he vivido en este anticuado anticuario. Antes vivía en una bonita casa de un bonito barrio de las afueras de Zaragoza. En aquel lugar vivía feliz con Arantxa, mi dueña. Un buen mal día Arantxa me llevó a este lugar y sin darme más explicación me dejó. Habló con Emilio, el dueño de la tienda, y lo único que oí es algo de la dichosa crisis. Me hubiera gustado enterarme de qué hablaron pero mis bonitos oídos de porcelana no dan para mucho más. La cuestión es que Arantxa, llorando, se fue y yo, llorando, me quedé.

Anita llorando

Y desde ese buen mal día no he parado de oír hablar de la maldita crisis. Y, ahora, en plena Navidad, más. El procedimiento siempre es el mismo: alguien (madre, niña con madre, niña sin madre… hombre) entra en la tienda y se acerca a mí diciendo:

- ¡Hombre!, que muñeca tan bonita.

Acto seguido mira mi etiqueta y…:

- ¡Uy! Nada, nada… la crisis.

Y se van, sin llevarme con ellos. La verdad es que no sé muy bien que pone en mi etiqueta porque apenas puedo mover mi porcelanoso cuello para mirarla. Pero por lo que imagino debe poner que tengo la crisis, por precaución, supongo.

Aunque suene mal decir esto, mi único consuelo es que la enfermedad no es sólo cosa mía. Por lo visto, debe ser una pandemia, como la “Gripe A” y es que desde que estoy aquí, Emilio no ha conseguido vender ni una sola muñeca. Bueno, miento, “Marisa la guapa” sí que consiguió salir de este antro.

Marisa la guapa

La verdad es que a mí Marisa me caía bastante gorda pero he de reconocer que es una de las muñecas más bonitas que he visto por aquí, aunque se ayudara del maquillaje. Y sino que se lo digan a la pobre "Juana la cubana", que por mucho que se maquille, no mejora…

Juana la cubana

Lo mejor de que Marisa se marchara es que ahora soy yo la más guapa y eso me pone las cosas más fáciles. De hecho, tengo novio. Se llama Antonio, y es el único muñeco adulto que hay por aquí.

Antonio, el novio de Anita

El pobre no es muy guapo pero tiene un corazón enorme. Aunque tiene unos cuantos años más que yo, nos llevamos muy bien y es un gran apoyo para mí.

Antonio y Anita se quieren mucho


Cuando estamos juntos, nuestro principal entretenimiento es cuidar de Manolito.

El bebé Manolito

Manolito es el más que pequeño del lugar. Su madre le abandonó cuando todavía la porcelana no se había secado. Al menos, tuvo la decencia de despedirse de él cuando se fue.

La madre de Manolito se despidió de él cuando le dejó en el anticuario


Ahora que ya me conocéis un poco más, os confieso que espero con impaciencia poder salir de aquí cuanto antes. He oído (a través de mis limitados oídos de porcelana) que hay un zapatero que podría tener la cura para la crisis. Yo poco más sé de él pero espero que si alguno de ustedes le conoce no dude en hablarle de mí.

Anita la muñequita