lunes, 14 de septiembre de 2009

El día de la foto imaginaria (12-09-09)

No deja de ser raro que en clase de Fotoperiodismo te manden esta semana hacer de todo menos fotos. No deja de ser raro, que vayamos por casa o por la calle con nuestra cámara sin tarjeta ni batería y nos dediquemos a hacer fotos imaginarias. Y aún así, por raro que parezca, pudo serme incluso útil. Reconozco que me hubiera gustado hacer alguna foto y reconozco que alguna hice: el momento lo requería.

Mi día de la foto imaginaria fue el sábado 12 de septiembre; un sábado normal como cualquier otro pero un sábado especial como cualquier otro. Lo primero que hice nada más levantarme (aparte de quitarme a la perra de en medio, le gusta mucho pegarse a la gente mientras duerme) fue ir a coger la cámara de fotos de mi padre. Mi padre se había ido de viaje a Madrid pero por suerte había dejado la cámara en casa; él es un apasionado de la fotografía y tiene una cámara en consonancia con esa pasión: una Nikon d70, una cámara réflex de un tamaño considerable. ¡Da gusto coger esa cámara aunque sólo sea para hacer fotos imaginarias!

Al principio del día hice “fotos” a todo: a mi cama desecha, a mi perra desecha en la cama, a la ventana de mi habitación y sobre todo al reloj… me entretuve mucho con un reloj intentado hacer una buena foto de la hora. Luego bajé a desayunar y seguí haciendo fotos de todo: de la leche, del Cola-Cao (no soy de café), de las tostadas sin mermelada ni mantequilla, de las tostadas con mermelada y mantequilla, de las galletas… y luego salí al jardín a hacer algunas tareas del hogar. Pronto pasó la mañana (me había levantado tarde) y durante el mediodía hice menos fotos imaginarias porque me dediqué a hacer trabajos no imaginarios para clase.

Por la tarde, salí de casa y cogí otra cámara distinta, una de menor calidad y responsabilidad; me daba terror salir a la calle con la cámara de mi padre, demasiado… grande. Fui a casa de Laura, mi novia, con quien pasé otra agradable tarde. Ya por la noche, Laura se fue con sus amigas y yo quedé con los míos, con los que fui a cenar y al cine. Vimos “Distrito 9” por si os interesa, una película cuanto menos curiosa (aunque el final no me acabó de convencer…).

Y éste fue mi día de la foto imaginaria. Me hubiera gustado acompañar el post con alguna foto pero si no no sería el día de la foto imaginaria. Quizá algún día hagamos el día de la foto de verdad.

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